La historia reciente de San Miguel Xoxtla podría convertirse en un caso de estudio sobre cómo las cifras mal manejadas pueden arrastrar no solo una administración, sino la credibilidad entera de un proyecto político. La cuenta pública 2023, correspondiente al gobierno de Guadalupe Siyancan, ha sido auditada con lupa por la Auditoría Superior del Estado de Puebla, y los resultados no solo incomodan: prenden alertas institucionales y éticas.
Con un presunto daño patrimonial superior a 1.9 millones de pesos, la administración de Sinyancan se enfrenta a posibles consecuencias administrativas, jurídicas y políticas. Desde pliegos de observaciones y sanciones para servidores públicos, hasta afectaciones en la calificación del municipio para recibir recursos estatales o federales, este caso pone en jaque la continuidad de una línea política que pretendía consolidarse.
La cifra no es menor. Y lo peor es que el patrón se repite: adjudicaciones sin control, subsidios sin reglas, gastos sin respaldo, cuentas sin justificación. Un verdadero manual de cómo no se debe gobernar.
Veamos los números:
- $808,339.79 pesos en ayudas sociales sin evidencia documental ni constancia de su entrega pública.
- $441,463.60 pesos por contratos opacos, sin suficiencia presupuestaria ni claridad sobre los servicios realizados.
- $424,497.82 pesos en subsidios otorgados sin documentos probatorios ni lineamientos de operación.
- $309,867.36 pesos registrados como deudores diversos, sin justificación sobre su origen o recuperación.
Y no lo digo yo, lo dice la ciencia, osea la ASE
Estos hallazgos no solo representan un quebranto económico; representan una falta grave de control interno y una ausencia de responsabilidad en el manejo del dinero público. Por ello, la Auditoría ha emitido promociones de responsabilidad administrativa sancionatoria y exige la intervención del Órgano Interno de Control.
El dictamen final no deja lugar a dudas: hubo fallas sistemáticas, omisiones críticas, y la administración no logró solventar observaciones clave. Las recomendaciones técnicas son muchas, pero el juicio ciudadano —ese que no perdona— ya comenzó.
Y ojo: esto solo fue lo que se encontró en el ejercicio 2023. Me falta sentarme con calma a estudiar el 2022… y algo me dice que las cuentas tampoco van a salir.
Si Guadalupe Siyancan pensaba en heredar el proyecto, proyectarse a otro cargo o cerrar su ciclo con dignidad institucional, hoy enfrenta el peso de una gestión que dejó números rojos, no solo en la tesorería, sino en la memoria colectiva.
En conclusión, la Auditoría Superior del Estado de Puebla está muy pendiente de las acciones de Xoxtla, principalmente porque todos sabemos que la ex presidenta municipal es la Secretaria General de MORENA del Estado de Puebla, y no a todos les está gustando su trabajo. En MORENA ya no la quieren, y según mis fuentes, cambiarán la dirigencia.
Pero mientras tanto, la ASE lo HACE.